lunes, 24 de noviembre de 2014

Débora Arango ó del arte políticamente incorrecto

Por Carlos Gustavo Rengifo Arias

Una edición editada de este artículo fue públicado en Periferia, Prensa Alternativa, Edición 101, año 10, 20 de Nov.- Diciembre de 2014, Pag. 13.

Retrato fotográfico de Débora Arango

El 4 de diciembre del 2005 se apagaba la vida de la artista antioqueña Debora Arango. Nacida en 1907, su vida fue una valiente y apasionada entrega a la pintura, valiente no solo por el hecho de ser una mujer que decidió dedicar su vida al arte, sino además, por el contenido marcadamente político de sus temas, en el marco de una sociedad mojigata y conservadora como la Colombia de la década de los 30´s.

 
Su vida parecía predestinada desde niña hacia el mundo del arte, ya que a corta edad mostró dotes para el dibujo y la pintura, ingresando poco después al Instituto de Bellas Artes de Medellín, el cual, en aquel entonces, dirigía otro pintor que dejaría huellas importantes en el arte colombiano: Eladio Vélez.

Dos años después se retiraría de este debido a que consideraba la enseñanza del instituto muy convencional. Pronto descubriría los murales de Pedro Nel Gómez y tal sería su impresión de la obra de este pintor y escultor que se atrevió personalmente a solicitarle que le diera clases, convirtiéndose en su discípula y encontrando el medio pictórico para expresar su visión de la sociedad: El Expresionismo.
   

En 1937 hace su primera exposición con sus compañeras del taller de Pedro Nel Gomez en la que da a conocer acuarelas de paisajes, animales y naturalezas muertas. Un año después se independiza de su maestro y comienza a trabajar en temas que estarán presentes a lo largo de su pintura: los desnudos femeninos, escenas de la vida real y la política nacional. El año de 1939 es una fecha crucial para esta joven pintora (para la fecha tiene 32 años) y para el arte colombiano ya que participa en la “Exposición de Artistas Profesionales” que se realizó en Club Unión Medellín, exponiendo entre otros, un desnudo femenino titulado “Cantarina de Rosa”, con el cual ganó el primer premio de la exposición y de paso levantó un escándalo, pues sus desnudos terminan siendo considerados por la sociedad intelectual y política de la época como “sórdida, impúdica y pornográfica”.


Montañas, Oleo sobre Lienzo, Debora Arango

Viaja a México en 1946 a estudiar a los muralistas, por su interés en los temas políticos y sociales y en 1948, al regresar a Colombia, vuelve a generar escándalo con un desnudo femenino llamado “La adolescencia”. En 1955 tiene la oportunidad de viajar a Europa para conocer y estudiar directamente la obra de En 1954 viajó a Europa, en Madrid estudió las obras de Francisco de Goya y José Gutiérrez Solana; en Inglaterra estudió cerámica; también viajó a Escocia, París y Austria. Realizó una muestra individual en el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, en 1955; en esa ocasión sus cuadros fueron descolgados, por el mismo Francisco Franco, sin ninguna explicación, lo que la desilusiona profundamente y la obliga a volver a Colombia. De ahí en adelante, monjas, prostitutas, mujeres relegadas y maltratadas, la clase política del país, obreros marginados y protestas sociales comienzan a ser los protagonistas principales de toda su obra. A causa de su interés en estos temas su obra es insultada y vilipendiada, y le piden a la iglesia su excomunión, la cual le hace un llamado de atención. Este contexto de rechazo hacia su obra genera en Débora un ostracismo artístico y a tomar la decisión de no volver a exponer su obra, encerrando en su casa-taller “Casablanca” y dedicándose en silencio a su pintura.  

Es representativo en su obra la sensibilidad hacia la protesta social y hacía la denuncia de la represión violenta del régimen político de la época, como lo muestra en la pintura “La salida de Laureano y la justicia”, así como la crítica mordaz y satírica a la clase política dirigente.


"La salida de Lauraeano Gomez y la Justicia", Oleo sobre Lienzo, Debora Arango

Débora Arango muere a los 98 años, tan longeva como un Picasso o un Miró y sosteniendo, hasta el final de sus días, una visión rebelde, polémica, transgresora y crítica hacia la cultura social y política de nuestro país.