Por Carlos Gustavo Rengifo Arias
Una versión editada de este artículo fue publicado en El
Colectivo, Comunicación popular, Edición No 6, Abril de 2016, p. 12. En: https://elcolectivocomunicacion.wordpress.com/2016/04/11/una-nueva-era-geologica-llega-anunciando-hambrunas/
Collin Watters, del Instituto Geológico Británico, que hizo
parte del estudio, afirma que “los humanos llevan tiempo afectando el medio
ambiente, pero recientemente se ha producido una rápida propagación mundial de
nuevos materiales, como el aluminio, el hormigón y los plásticos, que vienen
dejando huella en los sedimentos y en el hielo de los polos, señales
distintivas de que se pasó a una nueva era geológica”. Lo anterior, sumado a
las pruebas nucleares y el incremento de gases de efecto invernadero, viene
generando la destrucción de bosques, el incremento de la temperatura del
planeta, el derretimiento de los polos y una creciente y constante disminución
de la biodiversidad.
La desaparición de los polinizadores
En el mes de febrero un nuevo informe de la ONU titulado
“Valoración temática de los polinizadores, polinización y producción de
alimentos”, alertaba sobre la disminución de la biodiversidad, debido a la
muerte creciente de insectos, como las abejas y las mariposas, y hasta animales
más complejos como las aves, sobre todo en Norteamérica y Europa occidental. Y
es que estos animales cumplen una función polinizadora clave en los cultivos y,
por tanto, en la oferta de alimentos.
Se señala, particularmente, que aunque existen más de 20.000
especies de abejas, en los últimos años su población viene disminuyendo de
manera dramática. Entre las causas, se ubica la disminución de áreas de
praderas naturales de flores silvestres, el uso indiscriminado de plaguicidas
en la agricultura, los monocultivos y la creciente modificación genética de los
mismos, que disminuye la variedad biológica. También el desmesurado crecimiento
urbano, que cada vez desdibuja más las fronteras entre la ciudad y el campo, y,
por último, se señala el calentamiento global, que a su vez es multiplicado por
todas las anteriores.
Vera Lúcia Imperatriz-Fonseca, docente de la Universidad de
Sao Paulo, Brasil, y una de las directoras del informe, afirmaba que “los
polinizadores son importantes colaboradores para la producción mundial de
alimentos y seguridad nutricional”. El informe considera que el 75% de los
cultivos para alimentos del mundo depende de la existencia de los polinizadores
y si hacia 2050 no se logran compromisos serios en relación a conservar la
población de estos seres vivos, la humanidad podría morir de hambre.
La muerte de los polinizadores no sería, sin embargo, la
única causa de una hambruna intensiva en el futuro cercano. También la pérdida
masiva de suelos fértiles o productivos que se presenta hoy y el privilegio del
uso de la tierra para agronegocios podrían reducir la producción mundial de
alimentos en un 12% en los próximos 25 años, aumentando en un 30% los precios
de los mismos, según cifras recientes de la Agencia de Cooperación Técnica de
Alemania.
Preocupa, por último, que los recursos ofrecidos por los
océanos, particularmente el abastecimiento de pescado, estén amenazados por la
explotación excesiva de las empresas pesqueras y los sub-registros de pesca de
las mismas. Según un informe conjunto entre la consultora McKinsey &
Co. y la ong Ocean Conservancy, si se mantiene el ritmo actual de producción de
plásticos, hacia 2050 habrá más libras de plástico en el mar que peces. De
hecho esta situación ya amenaza seriamente la estabilidad de los ecosistemas
marinos, la existencia de los bancos de peces y la seguridad alimentaria del
planeta.
El efecto inmediato de la disminución crítica de la oferta
de alimentos traerá como consecuencia más presión sobre los ecosistemas
locales, aumento de los conflictos sociales dentro de las naciones, más
migraciones hacia donde exista dicha oferta y, por tanto, más conflictos
internacionales. Todo ello es un escenario de bomba civilizatoria en la que la
crisis ambiental, la crisis de abastecimiento de alimentos y la crisis social
se retroalimentan mutuamente.
¿Qué hacer?
Los científicos en sus diferentes estudios coinciden en que
hay que implementar medidas urgentes que permitan asegurar, en el futuro, la
provisión de alimentos. Entre estas se señalan la protección de los hábitats
naturales, la creación de una mayor diversidad del hábitat de los
polinizadores, tanto en ambientes rurales como urbanos, rescatar la práctica
tradicional de rotación de cultivos, mantener áreas de terreno ajenas a la
explotación, la reducción del uso de los plaguicidas, y la disminución de gases
de efecto invernadero, entre otros.
Sin embargo, solo una lucha consciente contra la lógica
depredadora del capitalismo puede frenar este cataclismo civilizatorio. Se debe
comenzar, primero, por considerar una gran cantidad de recursos, como recursos
necesarios para la vida (no solo para la humanidad, sino de igual manera para
los demás seres vivos), como los bosques, las selvas, el aire y el agua, lo que
significa des-mercantilizarlos y devolverles su abundancia natural. Además, la
consideración de un modelo de producción que use las tecnologías más limpias
posibles y que a la vez privilegie la producción de bienes para satisfacer las
necesidades básicas humanas y no para el mercado. Pero, en última instancia,
debe llevar a la humanidad a tomar una decisión trascendente, y es la de
considerar imperativamente la construcción racional de un sistema económico y
social justo para los humanos y en equilibrio con la naturaleza, que permita la
existencia, por igual, de toda forma de vida en nuestro planeta.