Por
Carlos Gustavo Rengifo Arias
Una versión Editada de este artículo fue Públicado en Periferia, Prensa Alternativa , Edición No 95, Mayo-Junio del 2014
Desde
que tiene memoria, Yessica Palacios, afrodescendiente oriunda de Tadó y
residente en Medellín, recuerda que en su pueblo, el cual se
encuentra ubicado en la cuenca alta del rio San Juan, en el Choco, la minería
de extracción de oro aún permanece como la principal fuente económica de las
familias, quienes alternan dicha actividad con la agricultura y en menor grado
la pesca y la caza. No por esto su población, compuesta en un 70% por
comunidades negras y colonos, y un 30% de comunidades indígenas, ha progresado.
Por el contrario, la extracción de este mineral, ya sea de manera legal o
ilegal, ha generado un impacto negativo significativo en el medio ambiente, ni
que decir en su población.
Yessica, un poco confundida, cuenta
que cada vez que visita su pueblo hay más minería ilegal, -“yo no sé qué está haciendo el gobierno para
frenar esto, está afectando a las familias, pero por otra parte, desde niña
recuerdo que el municipio no genera empleo…me da mucha tristeza que la
gente se vea obligada a trabajar en las
minas ilegales, por falta de oportunidades o lo que hacen es irse del municipio”-.
La actividad minera ha desplazado la agricultura y la pesca como actividades
principales y los lugareños se ven obligados a combinar dichas actividades para
poder sobrevivir. –“lo que ocurre es
que la minería les genera empleo más constante y algún ingreso para su sustento
y construir sus casas, pero se tienen que dedicar a otras actividades
adicionales, porque la minería por sí sola no les da para vivir…los que
realmente ganan son los dueños de las minas, que son sobretodo grupos al margen
de la ley, predominando las “Águilas Negras””-. Relacionado con esto está
también el desplazamiento, ya que estos grupos les ofrecen dos alternativas a
los lugareños: - “…o trabajan la mineria o si van trabajar la tierra deben
cultivarles Coca..y a muchas personas no les conviene…generándose
desplazamiento”- Afirma Yessica.
Según cuenta Yessica, una
persona puede estar trabajando en la minería ilegal 50 horas a la semana, sin
un contrato formal, sin salario fijo (depende de lo que saque en oro), sin
seguridad social, ni protección de ningún tipo, - “van al riesgo”- como ella
dice, - “…si se les cae un alud, quedan tapados y es problema suyo…o se murió
otra persona y no se hace nada”. Yessica está haciendo una investigación sobre
el impacto de la minería en su municipio para graduarse como trabajadora
social, y cuenta, con tristeza, que en una entrevista realizada a una mujer
dedicada a dicha actividad, le contó que una vez se le vino un alud de tierra
que tenia además agua, y casi se muere…-“…todos corrieron a socorrerla ya que
había sido buena persona con los otros mineros…ella decía (la entrevistada),
que para tener buena relación y que la pudieran salvar tenía que hacer buenos
amigos...y a pesar de esa situación sigue trabajando la minería ya que no le
sirve trabajar en una casa de familia en donde apenas le pagan la mitad de un
mínimo”. No siendo suficiente, hasta los niños desde los 10 años en adelante se
les considera actos para el trabajo minero - “…los padres de estos los llevan a
las minas para que laboran, ya que no cuentan con los recursos necesarios para
su sustento, y si no tienen pasajes para sus hijos para ir al colegio y tampoco
tienen para sus útiles, se los llevan a trabajar”-
Adicionalmente, Yessica narra
que los que se dedican a esta actividad andan armados –“…los que se ven en la
necesidad de manejar esa protección son sobre todo los que se dedican a la
minería ilegal, ya que la gente no sabe quién es el que se mete a la mina…se
mantienen vigilando para saber quién es el que saca más oro y atracarlo…yo supe
de una balacera por ese asunto”.
La minería viene siendo, para
los últimos gobiernos, un sector importante para la generación de riqueza en el
país, pero eso en Tadó no se ve…-“…para nada…lo demuestra el desempleo, la
falta de oportunidades…no se qué hace el gobierno con las riquezas de la
minería…eso no se ve ni en parques, ni en escuelas…ni en nada”- Comenta
Yessica.
El
otro impacto de la minería es en lo ambiental. Gracias a un conocido, Yessica
tuvo la oportunidad de entrar a una mina:
- “…esa minería es a cielo abierto y pude ver los huecos que le dejan
las retroexcavadora en la tierra, están llenas de agua sucia…y es un peligro
para la población que vive alrededor de la mina, alcancé a ver en esa zona
hasta 10 huecos…y ya la actividad se había movido unos 100 metros más de donde
estaban antes,…encontrando huecos y huecos sin relleno, ya que era minería
ilegal, me dejó muy triste el daño que están generando”- afirmaba Yessica.
La actividad minera se ubica
principalmente en el rio de San Juan, generando erosión del cauce del rio, deforestando
y contaminándolo con residuos sólidos. El impacto provocado por este tipo de
minería en el Municipio ha venido presentando problemas más serios al medio
ambiente, y los efectos se reflejan en el deterioro del bosque, disminución del cauce del rio San Juan, y contaminación por las aguas negras y por mercurio.
Minería en Tado, foto: Yessica Palcios |
Yessica siente tristeza por lo
que ocurre en su pueblo –“…en el municipio dicen que la minería genera
ingresos, aunque uno ve que no es recomendable, pero de todas maneras se lucran
de ella y no se sabe que hacen con los ingresos que esta actividad genera…y el
control a esta actividad consiste en legalizar las minas ilegales, dejando que
están sigan funcionando;…las autoridades del municipio si han decomisado
retroexcavadoras, pero lo que ocurre es que el dueño las reclama y no lo
sancionan, sino que los capacitan para que se vuelvan legales…eso me deja muy
pensativa, porque no están haciendo nada
para mejorar la calidad de vida de la población”http://issuu.com/periferiaprensa/docs/edicion_95_mayo_-_junio_2014