jueves, 14 de julio de 2011

“Taller del Taller”: Una experiencia de Educación Popular




Por Carlos Gustavo Rengifo

Los días 9 y 10 de Julio la Fundación Demopaz realizó un taller cuyo nombre era “Taller del Taller”. La Fundación Demopaz (Fundación Educación para la Democracia y la Paz) es una organización sin animo de lucro no-gubernamental constituida a finales de 2009 con el objetivo de contribuir a la formación, al trabajo pedagógico, al análisis y a las propuestas en los campos de la democracia y la paz en Colombia. Fue creada a partir de un núcleo inicial de doce fundadores, bajo la orientación del Dr. Carlos Gaviria Díaz, reconocido académico, jurista y líder político. Demopaz tenía como objetivo que este taller fuera una herramienta básica para contribuir a la transformación del país en manos de educadores sociales y organizaciones comunitarias, “una proyección – como lo expresaría Mario Yepes, de Demopaz Capítulo Medellín- mucho más directa hacia la comunidad intermediada por la colaboración de las personas que están en la acción directa con la comunidad”. En el taller se rescataban dos cosas: la educación política como herramienta esencial para la transformación del país y la filosofía pedagógica del taller, cuya esencia es construir o reparar algo.


Al taller asistieron algunas organizaciones sociales de la ciudad, como la Red Cultural de Moravia, la Corporación Penca de Sabila, la Mesa de Salud de la U de A, Corporación Psicosocial, Corporación Crees, Corporación Teatro el Tablado, entre otros y el compromiso de cada uno de los asistentes era replicar dicho taller para enriquecer su práctica comunitaria. En general el taller se caracterizó por ser rico en exposiciones, conversatorios, momentos de integración y juegos, orientada desde la perspectiva de la Educación Popular.

Educación Popular y Educación Formal

En el taller dominó la idea de horizontalidad en la relación con el otro, esta es una característica propia de la educación popular, de aquí que se buscara romper con el término de “expertos” y de dar importancia no solo a la razón sino también a lo emocional. Así mismo, a través de distintas técnicas participativas se buscó romper esquemas pedagógicos y fue muy deliberativo. Respecto a la educación popular Luis Felipe Ulloa, el facilitador del taller y que lleva más de 25 años viviendo y construyendo este tipo de experiencias en Panamá, Nicaragua y México, manifestaba respecto a esta perspectiva educativa que “es un movimiento en constante replanteamiento, en el que las personas, es decir todos, nosotros, adultos, jóvenes, adultos-mayores, niños, seamos mujeres o varones, en medio de estas realidades inhumanas, de las que también somos responsables, reflexionamos crítica y colectivamente esas situaciones y con ellas nuestras acciones y las de otros actores hasta construir en conjunto ( ¡esta es un condición importantísima!), cada vez mejores interpretaciones compartidas, y cada vez propuestas alternativas más humanas y –no lo olvidemos- no nos quedamos ahí sino que mejoramos la práctica, es decir, actuamos para lograrlo; luego volvemos a hacer el mismo proceso cuestionamos nuestra práctica, la teorizamos, la mejoramos y aplicamos”.

Luis Felipe resalta la horizontalidad y el deseo transformador en la educación popular ya que “no se trata de que alguien instruya o eduque a otro, sino de que entre todos nos eduquemos. Hay una condición, lo dijo Paulo Freire y le creemos: Este proceso no ocurre en abstracto sino mediatizado por el mundo. En un contexto específico, y sobre todo ahora que reconocemos, cambiante. Contexto sobre el que también nos sentimos capaces de influir y lo vamos haciendo”. Cuenta Luis Felipe que la educación popular, como movimiento educativo, tuvo sus inicios en los años 20’s teniendo como referente principal a Paulo Freire en Brasil y en los años 60’s ya andaba en sus propuestas de alfabetización, “en medio de un continente que era presa de los golpes militares y las fuerzas más conservadoras, apoyadas desde USA, (Paulo Freire) fue encarcelado por los militares golpistas de Brasil y tuvo que exiliarse. Caminos parecidos tuvieron que seguir otros educadores y educadoras populares del continente muchos perdieron la vida”.

Luis Felipe Ulloa resaltaba que en Colombia y en otras partes del continente también hay quienes han influido en el movimiento, pero que no han sido reconocidos como educadores populares, ni pretendían serlo. Luis Felipe rescata, además de Freire a “Orlando Fals Borda de Colombia, el mismo de la investigación Acción Participativa, al incansable Raúl Leis de Panamá, le daría méritos al papa católico Juan XXIII, a Augusto Boal el del teatro del oprimido, a un titiritero y escritor deleite de los niños en Colombia: Jairo Aníbal Niño, de quien me tomé la palabra “Preguntario”, y a personas como Carlos Núñez. ¿No aparece haber mujeres? Pues sí y muchas ¡, Tenemos a Anabel Torrez de CANTERA Nicaragua; a las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús en México, y varios países del continente; a REPEM, la Red de Educación Popular entre Mujeres; Son muchas las organizaciones CEAAL, IMDEC. INSFOP, CEASPA, CINEP, Alforja, Dimensión Educativa, al movimiento Golconda y tantos otros”

Respecto a la diferencia entre la educación popular y la educación que brinda el Estado a través de las instituciones educativas existen grandes diferencias, como la manifestaba Luis Felipe: “la diferencia es mucha, en temas, procesos, relaciones y ritmos o digamos mejor, periodos. La Educación Popular no tiene límites temáticos. Es tema lo que sea pertinente para quien está en el proceso. Imagínese a la Educación Formal – decía Luis Felipe-, la propiciada por el Estado, digamos en la escuela primaria o secundaría tocando los temas asociados con la guerra, las desapariciones, los crímenes, los desplazamientos forzados, la minería, el palacio, etc. En los procesos también, pues la Educación Popular es abierta , no se encasilla, y parte de la acción para teorizar y volver a la acción. Sigue una ruta de espiral, con giros, Hay un método, el método de casos, que si se hiciera bien, podría asemejarse mucho, pero exige un currículo abierto y la Educación desde el estado suele ser muy encasillada, monodisciplinar. En las relaciones entre las personas también, si el poder está en quien pone la nota, ya se rompe la posible horizontalización. Además los procesos de Educación Popular ahora ya no se quedan en lo local, sino que buscan – o han de buscar- tejer entre experiencias y actores diversos, de territorios distintos. Y los mismos periodos escolares establecidos por el Estado, obligan a seguir un ritmo que no es el que necesariamente requieren los educandos”.

A su vez la educación popular es un proceso de autogestión educativa que quiere romper la rigidez y las relaciones de saber-poder presentes en la educación formal; así lo entendía Orley Mazo, perteneciente a la Red Cultural del barrio Moravia: “la educación tradicional por parte del Estado ya viene muy marcada y dirigida y esta educación popular se construye a través de los conocimientos que cada persona como perteneciente a una comunidad tiene”.

Educación Popular, Organización Social y Transformación del País

Las distintas dinámicas usadas en el taller permitieron a las diferentes organizaciones visibilizarse, conocerse entre si y conocer las luchas que los motivan, ya que en realidad muchas veces existe un atomismo en la organización social que genera distancias. En el taller también se reflexionó sobre las distintas dinámicas de una comunidad, como lo son la intelectual, la eco-productiva, la recreo-festiva, la artística, la política-jurídica y la dinámica de sanación-apapache (expresar y dar afecto), para nombrar solo una cuantas. Respecto al taller y a su desarrollo Orley Mazo rescataba la importancia de estos, ya que “se genera unos encuentros entre comunidades que no saben que ni siquiera existen y se generan unos conocimientos que pueden ser replicados al interior de las organizaciones y generan más cohesión entre los mismos grupos a los cuales se pertenece”. Para Yolanda Celada, perteneciente a la Mesa Intersectorial de salud, es de vital importancia el empoderamiento de las organizaciones, a quien el taller le dio pautas para saber quienes pueden ser líderes que vayan coordinando talleres, a empoderar a una comunidad que este en situación en riesgo o de enfrentar algún conflicto, y cuya idea es fortalecer una Escuela Popular de Salud.

La conclusión del taller fue clara: para lograr la necesaria transformación del país es necesario el fortalecimiento de las organizaciones sociales, la construcción de redes entre estas que les permitan empoderarse, y el uso de la educación política como arma contra la apología de los medios de comunicación frente a las decisiones y acciones del régimen; así lo expresaba Mario Yepes: “los problemas del país son tan graves y es tan difícil la construcción de partidos que tengan una solidez y una continuidad, que se ha reflejado, simplemente, una absoluta necesidad de que haya una profunda, cuidadosa y sin afanes educación política, desvinculada de cualquier organización partidista, esto es lo urgente, aunque es el camino largo; es posible crear una democracia moderna a través de la educación en derechos, en la constitución y en la creación de una ciudadanía responsable”.

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